Kafkiano San José

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

23 marzo 2002

Había recibido varias felicitaciones deseándome un buen día. Pues bien, se hizo lo que se pudo. Lo que ocurre es que uno no espera que el día de su santo merezca unos minutos kafkianos. El caso es que uno se levanta, se distrae por la mañana y antes de que den las tres de la tarde acude con su consorte e hija a una cita en la avenida de la Estación de Alicante, enfrente casi de la Diputación, entre un quiosco de prensa y un estanco. Allí, en la acera, le esperan sus padres, que también celebran su santo y han reservado mesa para seis en un pequeño restaurante.
Nunca entenderé la frivolidad de algunos locales con las reservas, sobre todo cuando llegas puntual y te encuentras las mesas ocupadas. A las tres y media consigues sentarte, pero el mismo camarero que te da asiento te informa a continuación, agenda en mano, que allí no aparece la reserva, solicitada por cierto a principios de febrero. Al padre de uno le entra el estupor cuando descubre que quien la anotó entonces no trabaja ese día y que la agenda que le muestra el camarero actual no es la misma que él vio en febrero. Se lo explica al empleado, advirtiéndole que sin duda hay un error del restaurante, pero se nos invita a desalojar la mesa, cosa que hacemos molestos, solicitando los impresos obligatorios de reclamación de la Generalitat al encargado, que nos dedica unas miradas tensas. Anotamos los hechos en el impreso mientras soportamos las acusaciones de otro individuo que también opera, en ese momento, tras la barra. A pesar de que en el restaurante se nos ha tratado en anteriores ocasiones de manera correcta, cosa que no suele ser motivo de queja de nadie, este individuo que no se indentifica nos confunde con no sé quién y nos reprocha que es la segunda vez que intentamos colarnos sin reserva. Estuve tentado de explicarle lo kafkiana que era la situación, pero no tenía apariencia nuestro acusador de andar muy enterado de quién era Kafka.