¡Es la economía, menos mal!
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Diario INFORMACIÓN (Alicante), 24-7-2008 |
Igual usted no piensa lo mismo, pero yo
estoy convencido de que la parte más cómoda para un gobierno es la
economía. Y no sólo para los gobiernos: también lo es para la militancia
afín, para simpatizantes sin carnet y coristas que comparecen en medios
de comunicación. Uno puede suponer que en toda crisis económica tendrá
su parte de responsabilidad el gobierno, con sus ministerios y ministros
del ramo, pero no es así, eso sólo lo sostiene quien no entiende ni jota
de economía. La realidad es distinta. Parece ser que ministros y
presidentes gubernamentales sólo se reconocen responsables en tiempos de
bonanza económica (acuérdense de Rodrigo Rato y Aznar, que
la achacaban a sus políticas), pero no en días de crisis, sobre todo
cuando éstas van precedidas de eufemismos tan estupendos como
“desaceleración” y florituras similares, en cuyo caso los males y causas
proceden de fuera (así lo dan entender Solbes y Zapatero):
es decir, que las causas, según se nos instruye, hay que buscarlas en la
economía global, en la subida del petróleo, en el aumento del euribor y
en otros desastres por supuesto externos, únicamente externos,
indiscutiblemente externos. También parece ser que ha tenido algo que
ver la burbuja inmobiliaria, que como se sabe es otro fenómeno ajeno a
nuestro país. En consecuencia no se nos aconseja sospechar –porque eso
es darle carnaza a la oposición– que en la crisis tenga algo que ver el
ejecutivo: los gobiernos, lamentándolo mucho, sólo pueden responder de
los éxitos económicos, no de las estrecheces. Conviene que esta
conclusión nos quede clara: cuando el superávit estatal se consume en
seis meses la culpa es del exterior; cuando los ciudadanos luchan a
cartera partida con su hipoteca la culpa es del exterior. ¡Que bello es
vivir!, se titulaba una película. ¡Qué bello es ser ministro de
economía!, podría exclamar cualquiera que sea nombrado para el cargo, no
importa si el momento es propicio o adverso. |