Fe, Esperanza y Gallardón

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [
www.joseferrandiz.com]

Diario INFORMACIÓN (Alicante), 14-4-2008

Mariano Rajoy debe tener mucha fe en su continuidad al frente del PP: su mejor aliada no es Soraya Sáenz de Santamaría sino Esperanza Aguirre, como suena. La amenaza, por insinuación o deducción, de que la presidenta de la comunidad madrileña pueda aspirar a presentar batalla por el liderazgo del partido –aunque la mentada lo desmiente– es la que parece animar a unos cuantos barones a cerrar filas en torno al jefe. Al igual que la canción de “antes muerta que sencilla”, hay en el PP quien entona antes Mariano que Aguirre, lo que no supone otra cosa que aceptar que en el fondo es ésta quien ha dado oxígeno a un dirigente que por mucho que proclame que ha mejorado los resultados de las elecciones de 2004 ha sido, en realidad, un perdedor en 2008, fuera de los objetivos de gobernar.

Lo de Aguirre, que tal vez medita en sus ambiciones que se le pasa el arroz para ser en futuro no muy lejano presidenta gubernamental, es lo que se intuía. Para su estrategia personal precisaba que ciertos sucesos siguieran su secuencia. En primer lugar que algunos rivales internos se quemaran, verbigracia Acebes y Zaplana, por ahora perfectamente chamuscados; en segundo lugar que Ruiz-Gallardón, con potencial electoral y capacidad de seducción ante el electorado de centro, no tomara posición de privilegio ante el hipotético fracaso de Rajoy, lo que sorteó con su negativa en redondo a que el alcalde de Madrid figurase como candidato al Congreso; en tercer lugar que Rajoy perdiera las elecciones para acelerar su sucesión. Por lo pronto, la reafirmación de éste en el puesto paraliza la secuencia. No obstante, como en los partidos se desea con más ardor la destrucción del correligionario que la del oponente político, el espectáculo se antoja asegurado. Esperanza Aguirre, entretanto, escurre el bulto a lo Sócrates: la famosísima fórmula atribuida al filósofo de que sólo sé que no sé nada se transmuta en ella en sólo digo que no he dicho nada.

Que ya es decir.