La concejala porno

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [
www.joseferrandiz.com]

Diario INFORMACIÓN (Alicante), 11-4-2008

Se llama Milly D'Abbraccio y es una actriz porno que se presenta a las elecciones municipales para ocupar plaza en el ayuntamiento de Roma. Y claro, viniendo de donde viene la noticia, no es fácil esquivar referencias a otra del mismo oficio que encontró el camino de las instituciones itálicas: la recordada Cicciolina, aquella señora tan rubia que hizo campaña para obtener escaño como diputada radical bajándose la pechera del vestido con el fin de probar que no llevaba sujetador. Por eso el  democristiano Giulio Andreotti, cuando las posibilidades de la candidata subían, tuvo que aceptar la evidencia, aunque con exigencia de condiciones: “¿Cicciolina en la Cámara? De acuerdo, pero que se tape”.

Puede que la afluencia de especialistas porno a los cargos políticos parezca una extravagancia y justifique la introducción en la ciencia política del término “sexpolitic” –¿no inventó alguien la “realpolitic”?–, sobre todo cuando las alusiones carnales son las que forman parte de sus reclamos de votos. La “sexpolitic”, con todo, no sería exclusiva de intérpretes pornográficas: pasaría por las espías que con dos meneos arruinaron carreras políticas de ministros a los que les iba el trajín, pasaría por las prácticas orales que superó ante Clinton la becaria más famosa de la Casa Blanca, y pasaría por el alcalde de un pueblo de Baleares que utilizó la tarjeta municipal para el pago de sus satisfacciones “gays”.

Italia, sin embargo, es otra cosa porque allí la supuesta “sexpolitic” no actúa a escondidas sino que comparece en fase electoral. Si Cicciolina lucía seno a la intemperie, a D’Abraccio le ha dado por exponer sus posaderas en carteles. Efectivamente todo esto puede parecer muy extravagante, sí. Pero ¿qué extravagancia es mayor? ¿Qué una actriz porno se convierta en concejala o que Berlusconi gane unas elecciones?