El caballo blanco de Pepiño
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Diario INFORMACIÓN de Alicante, 29-3-2008 |
No sé si existe algún premio al político más ocurrente, pero si existiera yo propongo que se lo concedan a Pepiño Blanco. El papelón que le ha tocado interpretar para pedirle al PP que ceda uno de sus puestos previsibles de la Mesa del Congreso a uno de los posibles aliados del PSOE sólo tiene parangón, de buenas a primeras, con el futbolista que va a chutar un penalti en la final de un torneo y pide al portero rival que sea tolerante, comprensivo, buen colega, y se deje marcar el gol. Una propuesta así no prosperaría ni en un patio de colegio pero como Pepiño es único parece que confiaba en el prodigio. Yo no me imagino a un especialista en penaltis sugiriendo al portero pactos similares –siempre y cuando no haya recompensa pactada, claro–, ni mucho menos concibo que en caso de que el guardameta le pare el balón le eche las culpas a micrófono abierto con declaraciones similares a ésta: “Es que así no se puede jugar, oiga”. Pero en fin, ni en política ni en fútbol se puede asegurar que está todo probado. Naturalmente él lo cuenta de otro modo en su blog, por algo es estratega: “Los socialistas defendemos que los órganos de gobierno de las Cortes Generales reflejen la pluralidad política de nuestro país y que haya representantes de al menos cuatro formaciones políticas en las mismas. Así ha sido en los últimos treinta años independientemente de si ha habido o no mayorías absolutas”. Y eso todavía confunde más, pues da entender que los que se llaman progresistas desean conservar una tradición con tal de pagar el esperado apoyo de un partido, mientras que los conservadores se empeñan en romperla para que ese pago no se consume con moneda prestada. Un lío, vamos, que como mucho demuestra que cualquier partido es capaz de sostener, según le vaya el día, que el caballo blanco de Santiago no es blanco.
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