El empresario Jorge Mataix
JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

10 marzo 2004

El mundo empresarial de la Comunidad Valenciana ha perdido a uno de sus valores más sólidos. La muerte de Jorge Mataix a sus sesenta y seis años ha sido imprevista, cruel, descarnada. Iba a asistir al teatro un martes, pero sintió un dolor agudo de cabeza que resultó ser infarto cerebral. No llegó a ocupar la butaca; esa misma noche ingresó en el Hospital General de Alicante, donde falleció días después. Socio de importantes empresas de hilaturas, Jorge Mataix, muy conocido en el sector, era de Bañeres: pueblo emprendedor, ligado a una notable industria textil. Hubo un tiempo en que Bañeres tuvo protagonismo con otra actividad, la papelera, de la que salían por cierto aquellos papelitos de fumar para liar cigarros. Hoy se fabrican tejidos para el mercado nacional e internacional, pero también se embolsan patatas fritas o se producen plásticos con burbujas para acolchar sobres. Cuando el botánico Cavanilles recibió en 1791 el encargo de Carlos IV de recorrer España para censar su vegetación pasó por Bañeres. De sus habitantes dijo que "a ningunos del reyno ceden en la aplicación del trabajo, uniendo a esta virtud la de la economía". Aunque registraba como ocupación principal la agricultura, consignó una incipiente industria textil con "fábricas de gorros, estameñas, faxas y delantales". Madoz, en su Diccionario geográfico de mediados del siglo XIX, suscribía los términos de Cavanilles, y Joaquín Cartagena, maestro que ejerció en los años veinte del pasado siglo en una localidad cercana, Campo de Mirra, vio en Bañeres "uno de los pueblos más prósperos e ilustrados de la provincia". Jorge Mataix, cuya personalidad no se limitó a sus negocios y sólo puede ser entendida si se conoce además su polivalencia social y su agrado por la cultura, encarnó esas bondades que los observadores foráneos vienen adjudicando a su pueblo natal desde la última década del siglo XVIII.