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| Cada vez hay más políticos al estilo Suárez. Pero no al estilo Adolfo Suárez, que es nombre con prestigio histórico, sino al estilo de otro Suárez que jugaba en el Alcoyano en la temporada 1950-51. El mentado futbolista tuvo el valor de recordar que en un partido que el equipo del Serpis disputó en Bilbao contra el Athletic, y en el que los vascos se impusieron por ocho goles a uno, se pasó casi todo el tiempo sin entrar en juego. Prueba de que no era su día es que ni siquiera se le perdonó un momento en que conducía el balón sin pasarlo, recibiendo las recriminaciones del entrenador, que se desgañitaba en el banquillo dando voces de "Suárez, Suárez, hay que soltar la pelota más rápidamente", instrucción que obtuvo sincera respuesta del jugador: "Por una vez que la cojo en toda la tarde no la voy a soltar enseguida". Resulta sorprendente el parecido de este lance con la actitud de tantos políticos que a eso que tocan cargo y sueldo público no hay manera de que lo suelten. El fácil acuerdo entre populares y socialistas valencianos para que los presidentes de la Generalitat disfruten, cuando abandonen el puesto, de un sueldo vitalicio de setenta mil euros anuales es un monumento al compadreo que beneficiará a Lerma, a Zaplana y a los que vengan, pero que irá a cargo de los contribuyentes. Y es que deben de andar las autoridades muy preocupadas por el futuro, en caso de que algún día haya que reintegrarse a lo que hacían antaño. No es ningún secreto que muchos políticos han sido auténticas medianías en sus anteriores oficios. En ciencia política se practica una cosa que se llama prosopografía. Consiste en realizar biografías de colectivos, tratando de hallar perfiles comunes o predominantes en los miembros del grupo. Un estudio prosopográfico de la clase política española nos descubriría, por ejemplo, a un elevado porcentaje de abogados mediocres, ya que los buenos siguen ejerciendo la abogacía o se han ganado el sueldo vitalicio en una oposición. |
Nómina vitalica 
29 junio 2002