El llanto eterno

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

26 junio 2002

Pues ya es lástima que unas veces por falta de suerte y otras por los arbitrajes la selección española no llegue en los mundiales a donde dicen que merece. En esto del fútbol, España sigue aferrada a la tradición, al ritual patrio de lamentaciones que, a lo sumo, sirve para proclamarse como ganador moral, trofeo exclusivo de los que pierden. No hay más que revisar las crónicas que de puertas adentro se han escrito en tiempos de Mundial para comprobar lo fiel que España ha sido a sí misma, incluso en este de Corea y Japón. Hay un libro de Bernardo de Salazar –"La selección a través de sus crónicas" (1996)– en el que recuperó parte de lo escrito sobre la selección desde 1920.

Quedémonos con esta brevísima antología.

"Eliminados con toda honra, éste es el único consuelo que le queda a España", se leía en "El Sol" en 1934, cuando la selección cayó ante la anfitriona y luego campeona Italia. No se pasó de cuartos, pero para el diario los españoles demostraron "la clase de su fútbol, que admite parangón con el mejor". En el arbitraje, naturalmente, "hubo parcialidad". Dieciséis años después, con el Mundial de Brasil, un titular de "Hoja del lunes" llegaba a su máxima excitación tras ganar a Inglaterra "en la mejor exhibición de fútbol de todos los tiempos". Unos días después, en la liguilla final de los cuatro mejores –en la que España quedó cuarta–, se caía por 6-1 ante Brasil. Pasados doce años, en Chile, España fue la última de su grupo, pero "El Alcázar" lo explicó con justicia: "Dígase lo que se quiera, las mejores demostraciones, de ahora y de antes, en el grupo, han tenido a nuestra selección como intérprete".

No es momento, en fin, de recrearse, pero vista la confabulación de suerte y arbitrajes contra España, sería muy oportuno que en lo sucesivo se cambiase de táctica y se siguiera esa otra que tan buenos resultados ha dado históricamente a selecciones como Brasil o Alemania: la de ser mejores que sus rivales.