El coco Le PenJOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com] |
4 mayo 2002 |
Nacionalismo y violencia son dos pilares del
fascismo. No hay que marearse mucho para aceptar que son
resultado de la intolerancia. Con el nacionalismo se
marcan diferencias con quien no forma parte de la misma
nación; a veces se señalan mínimos de pureza que son
excluyentes. Con la violencia se da respuesta al
contrario, se le intimida, se le somete. Jean-Marie Le
Pen encarna bien este perfil, y de ahí que Francia
la Francia que no le votó en la primera vuelta de
las elecciones presidenciales se haya movilizando
antes de la elección definitiva. Mientras que su esposa Jany
se situaba al borde del orgasmo electoral al tener
constancia de que su marido iba a ser uno de los dos
candidatos finales a presidir la República
"Es increíble, tengo la carne de gallina, es
el renacimiento de Francia", le oyeron decir,
uno de los aspirantes vencidos el pasado 21 de abril, Jean
Saint-Josse, comentaba la abstención de un modo muy
original: "Los que hoy no han ido a votar van a
tener el culo prieto esta noche". La xenofobia de Le Pen está constatada. Su pronto violento también. Entre sus proezas está la de haber agredido a una alcaldesa socialista y la de ser denunciado por malos tratos por su primera mujer Pierrete: la misma que reveló que nunca la había visto ir a misa después de que el político consiguiera fotografiarse con Juan Pablo II, la misma que posó para la revista Play Boy en 1987. Sin embargo, el éxito del ultraderechista Le Pen es un éxito al revés, pues asegura el de Chirac, que se ha encontrado ahora con partidarios impensables hace semanas. Es más fácil apagar un incendio al principio, cuando la llama es pequeña, que cuando se ha extendido. Y eso es lo que parecen haber entendido los franceses que se han movilizado estos días; los que no han menospreciado el porcentaje obtenido por Le Pen, a pesar de que el 88,34 por ciento de los electores censados contando abstenciones, votos nulos y blancos no le votó. |