Ramón J. Sender, maño centenarioJOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com] |
7 febrero 2002 |
Nunca creyó en la gloria literaria. Y, sin
embargo, Ramón J. Sender el maño que vino
al mundo hace cien años, el 3 de febrero de 1902, y
murió cuando iba a cumplir los ochenta acabó
reconociendo que la sintió en España en su gira como
conferenciante de 1974, tras treinta y cinco años en el
exilio. Más que el recibimiento o las atenciones de los
medios de comunicación, le llamaron la atención otros
pormenores. Y uno de ellos ocurrió a las cuatro horas de
estar firmando ejemplares de sus obras en la Feria del
Libro de Madrid. Acababa de firmar uno cuando levantó la
cabeza y vio que la siguiente era una niña de seis años
llamada Almudena. Conversó con ella y le
escribió una dedicatoria que parecía la de un abuelo a
su nieta: "A Almudena, con un besito de
R.J.S.". La niña, agradecida, cogió el libro y se
fue. A los ocho o diez minutos, volvió. "¿Quieres
otro autógrafo?", se interesó Sender
cariñosamente. "No, vengo por el besito de la
dedicatoria". El autor aragonés, que dijo adivinar
la gloria literaria en estos gestos, besó a la niña en
la frente y ella a él en la mejilla. Sin duda, un gesto así, aparentemente trivial, debió ser significativo para quien había dejado su país por la guerra civil. Su exilio en California siempre me ha parecido curioso. Simpatizante en su juventud de la extrema izquierda, viajó en 1933 a la URSS de Stalin, de donde volvió escéptico con el comunismo, instalándose tras la guerra civil en la cuna del capitalismo. Supongo que el beso de Almudena representaba el encuentro con otra generación no contaminada por los odios de atrás que él describió con realismo en sus obras, especialmente en la más leída, "Réquiem por un campesino español", donde su maestría técnica es admirable. Él mismo declaró su predilección por este libro a TVE, cuando le mandaron un equipo a Estados Unidos para grabar un reportaje: "Me parece que es el más sencillo, el más simple y, por decirlo así, el más universal". |