El Gran Hermano chino

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

24 enero 2002

Hay que ver lo que da de sí esa idea del Gran Hermano. Cada país se le hace a su modo, le busca su peculiaridad para que el Gran Hermano ruso no se parezca el Gran Hermano francés, que a su vez varía del español. Nunca entenderé cómo un país puede engancharse al televisor con la esperanza de entretenerse mientras mira a unos desocupados en trance de no hacer nada. Eso seguramente dice mucho de nuestra sociedad, donde el espectáculo ya no es la actividad sino la inacción. Pero lo que todavía entenderé menos es que los estadounidenses se hayan buscado una versión más retorcida.

Resulta que China les encarga un avión para su presidente y los americanos no sólo se lo fabrican sino que se lo acondicionan con más de veinte aparatitos de sofisticado espionaje, como si quisieran asegurarse al presidente de la república popular más poblada del mundo como protagonista especial para un original Gran Hermano chino, no sé si sólo en audio o también en imágenes. Nos llegan noticias de que los servicios de inteligencia chinos han detectado, al oír zumbidos sospechosos, artilugios instalados por los servicios secretos estadounidenses. Los han detectado hasta en el aseo y en el dormitorio aéreo de presidencia. O sea, que los espías norteamericanos no querían privarse de ningún movimiento del mandamás asiático, siguiendo incluso sus menesteres más comprometidos. Supongo que, en el fondo, querían conocer en qué condiciones acude a las cumbres diplomáticas. Se trata de tener constancia de si ha dormido bien o no, de si se ha comido entero el flan chino mandarín, de si ha exonerado el vientre antes de aterrizar y se sentará por tanto tranquilo a negociar, de si por el contrario anda con el cuerpo en flojera y lo que va es con prisa, o de si en realidad se ha pasado el vuelo estreñido y baja la escalerilla con malas pulgas.