Despedida y cierre

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

31 diciembre 2001

Ahora que llegó el momento de nuestra separación, te envío esta carta abierta para despedirme y para que se enteren todos de lo maravillosa que has sido cuando te has dejado poseer y lo perrera que eras, también, cuando te mostrabas esquiva, segura de que otros te querían. Lo sabes ya, pero te lo repito. Y te lo repito porque ésta es la última vez que te lo digo: te he querido con locura, te he deseado siempre. Mi amor no ha menguado ni cuando me has fallado. Gracias a ti, he tenido momentos de felicidad. Aunque no te lo había dicho con tanta claridad como hoy, te he deseado de día y de noche, despierto y durmiendo, en mis mejores y en mis peores ratos. Y cuando más te he poseído más feliz he sido. Si diez años atrás me hubieran advertido de que estaba señalado el día en que se interpondrían terceros entre nosotros, resignándome a vivir sin ti y sin poder recorrer con las yemas de mis dedos tus deseados contornos, me hubiera vuelto loco. Pero ya ves: nada es eterno. Ni el amor más puro que nace del corazón. Hace años que leí un bellísimo poema. Me gustaba, quizá, porque nunca creí que lo que contaba me ocurriera a mí. Son versos que rompen el alma de quien los vive, escritos por el nicaragüense Ernesto Cardenal, que los incluyó en un librito fino titulado "Epígramas", del que conservo un ejemplar dedicado. Qué oportunos me parecen ahora estos seis versos, que te transcribo: "Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido: / yo porque tú eras lo que yo más amaba / y tú porque yo era el que te amaba más. / Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: / porque yo podré amar a otras como te amaba a ti / pero a ti no te amarán como te amaba yo". Es probable que algún día recuerde que te amé, pero hoy sólo escribo para decirte adiós y lamentar que no haya podido tenerte más durante nuestra convivencia, mi querida peseta.