Corrupción para todos

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

17 agosto 2001

Con eso de que en todos los partidos cuecen cargos que acaban metiendo mano en caja, favoreciendo a empresas amigas y colocando parentela, Felipe González ha dicho en Valencia que el gobierno Aznar ha acabado con la corrupción porque se la ha quedado toda. A lo mejor es que al ex presidente desconoce la parábola: esa del que esté sin corruptos que tire la primera piedra, omisión posible dado que la cultura bíblica no es su fuerte, como trascendió en pretérita ocasión cuando viajó a Coria, donde hubo quien aseguró que le presentaron a un niño llamado Héctor, igual que al héroe de La Ilíada de Homero, y le dijo "¡qué bonito nombre bíblico!". Quizá a González le pueda el subconsciente, acostumbrado a endilgarle la corrupción al prójimo desde que presidía gobiernos a los que les crecían las corruptelas de ministros para abajo. Ya entonces dejaba que la corrupción se la comieran entera los demás, aunque fueran de su partido. Y lo volvió a hacer en su reciente declaración como testigo del juicio sobre los fondos reservados, que sentó en el banquillo a ex ministros suyos —Barrionuevo, Corcuera— y a ex secretarios de Estado —Rafael Vera—. No prestó ninguna luz de trascendencia jurídica que favoreciese a sus ex subordinados, pero pronunció su mitin particular: "pensaba que ellos no eran objetivo de esta cacería", "en la batalla política se introdujo el tema de la seguridad del Estado de manera poco responsable". Con habilidad de político cuajado, se quitó el sambenito de la responsabilidad política, no aceptando más que la de haberles designado, que era como decirles en público que del decreto de nombramiento en el BOE en adelante cada palo aguante su vela. ¿Quiso dar a entender, aplicando esa misma regla de tres, que cuándo alguno de sus ministros conseguía un éxito González era ajeno? ¿Trató de insinuar que un presidente de gobierno se limita a nombrar y nada más?