Harry Potter, el mago rentable

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

17 noviembre 2001

En las últimas semanas he podido ocultar, más o menos sin contratiempos, mi interés por cierta mujer de treinta y seis años. Sin embargo, no aguanto más. Confieso que aunque no he dicho ni pío no me la quito de la cabeza. Es rubia, escocesa, se separó de un portugués y atiende por Joanne Rowling. Tuvo la feliz idea de inventarse el personaje más rentable que existe desde 1997: Harry Potter, el chiquito de once años con poderes mágicos que se ha colado, con cien millones de ejemplares vendidos de sus cuatro novelas traducidas a la tira de idiomas, en la fantasía infantil de más de medio mundo. Y aunque en estos cuatro años he sobrevivido ajeno a este éxito imparable, paso a reconocer que, a los sones que anuncian la película del título que abrió la serie, padezco un curioso interés por su autora, sobre todo al enterarme que su creación le ha reportado de momento una fortuna que, al cambio en pesetas, se eleva a dieciocho mil millones. No está nada mal para quien, después de su separación, se agarraba a escribir en un café de Edimburgo porque el subsidio que cobraba no le daba para calefacción en casa. Y lo bueno es que ya en la primera novela Rowling demostraba adivinación, poniendo en boca de un secundario esta premonición: "¡Será famoso… una leyenda… no me sorprendería que el día de hoy fuera conocido en el futuro como el día de Harry Potter! Escribirán libros sobre Harry… Todos los niños del mundo conocerán su nombre!". Sé que lo pone porque no he podido resistir la tentación de leer "Harry Potter y la piedra filosofal", animado no por las correrías del protagonista sino por afán de resolver el interrogante más crucial: ¿qué hay que hacer para ganar enormidades de dinero en tan poco tiempo? Rowling, según veo, lo tiene tan claro que no alcanzo a discernir quién es el verdadero mago en esta historia: si su criatura o ella.