Diario 16, sin papel

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

8 octubre 2001

La desaparición de un periódico invita siempre a la nostalgia. Y Luis del Val lo reflejaba ayer en su columna de la última edición en papel de "Diario 16", donde aludía al parecido de los talleres de un periódico en los que se posa el polvo del olvido con cualquier estación de tren abandonada. En rigor, la estación de "Diario 16" no se ha cerrado del todo porque sigue abierta en internet, y eso más que punto final es reconversión digital.

Si en lo periodístico las elegías sobre "Diario 16" le adjudican cierta influencia en la Transición y en los ochenta, en lo empresarial hay que señalar más sombras que luces. Nació al calor del éxito que el semanario "Cambio 16" acreditó en el tardofranquismo, editado por Información y Publicaciones SA, empresa constituida por dieciséis socios en 1971. Pero al nacimiento del diario en octubre de 1976 sería achacable ya su primer fracaso, pues apareció a los seis meses de que le tomara la delantera "El país", que no tardó en consolidarse y en ganarse un amplio sector de lectores. Eso, sin duda, condicionó su historia. No cerró su balance con beneficios hasta 1985 y, a pesar de su buena posición en el "ranking" de prensa diaria, nunca llegó a inquietar a quienes lo encabezaban; ni siquiera en los años ochenta, los de sus mejores tiradas. Al final de esta década, cuando más ejemplares lanzaba de media diaria, el periódico era el cuarto en facturación de publicidad y el quinto en difusión anual, situación que, al menos, auguraba mejor suerte que la entrada en barrena que vino después, iniciada con el encontronazo entre uno de los fundadores, Juan Tomás de Salas, y su director, Pedro J. Ramírez, y seguida por la llegada de nuevos socios y las regularizaciones de empleo de los noventa; todo ello en paralelo a una progresiva pérdida de influencia que le ha dejado sin papel.