Amenabar, sin conjuraJOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com] |
19 septiembre 2001 |
En 1982 llegó a las librerías españolas
una novela que se había convertido, dos años antes, en
un inesperado éxito editorial en Estados Unidos. Escrita
a principios de los sesenta, su autor frustrado por
no llegar a publicar su obra se suicidó en 1969, a
los treinta y dos años. Sólo la perseverancia de su
madre consiguió que el manuscrito fuera leído por un
modesto editor universitario, que aceptó el compromiso
con la seguridad de que no iba a ser para tanto, pero que
llegó al final "con incredulidad". Tras el
éxito americano, el libro compareció en los escaparates
españoles con el apropiado título aplicable a la
aventura del desafortunado autor, John Kennedy Toole
de "La conjura de los necios". Y para
justificarlo precedía a la novela una cita de Johnathan
Swift, de la que conviene tomar nota: "Cuando en
el mundo aparece un verdadero genio, puede
identificársele por este signo: todos los necios se
conjuran contra él". En rigor y cumplimiento de esta frase, que prueba que la envidia no es sólo dolencia nacional de por aquí, el joven director cinematográfico Alejandro Amenábar que ya llamó la atención con "Tesis" a los veinticuatro años y que se consagra internacionalmente con "Los otros", sólo cinco años después es el personaje propicio para la conjura. Y, sin embargo, alegra ver que ocurre lo contrario. Se leen juicios sobre "Los otros" en los que se reitera una rara aclamación, no muy habitual con el éxito ajeno. Naturalmente siempre hay quien desentona y no acaba de rendirse señalando una pega aquí y otra allá, pero Amenábar sabedor de que lo difícil no es asustar sino asustar bien ha contado una historia de manera impecable, donde el terror, la intriga, el suspense, el lucimiento de Nicole Kidman y su capacidad de sorprender al espectador son lo que tienen que ser en el arte: un placer estético. Hasta el punto de que ni los necios se atreven a conjurarse.
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