Ensañamiento con Morey

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

9 agosto 2001

El Jaime Morey que se ha visto envuelto en la trama de Gescartera Dinero, caso por el que se cubre de gloria en prisión el que iba para yerno suyo; el Morey citado a declarar como director general de una empresa del grupo, Gescartera Holding, por cuyo cargo cobraba un sueldo de los que quita el hipo a cambio de no hacer nada, no firmar nada, no saber nada y no entender nada de bolsa, según su propio testimonio; el Morey de renovada popularidad, para entendernos, no debe su desprestigio a este suceso tan sólo. Los efectos colaterales se conjuran, y varios artistas a quienes representó han largado ya a la revista Interviu una imagen turbia como intermediario. José Manuel Soto lo califica de "personaje siniestro"; Arévalo reconoce que acabaron mal por la diferencia entre "el caché que él decía que yo tenía y lo que luego cobraba"; procedimiento que Karina explica con mayor claridad: "Yo tenía un caché y un día me enteré por otros representantes de que él me vendía más cara, es decir, que se llevaba la comisión y lo que sacara aparte".

Tan de moda está Morey que ha sido inevitable tirar de archivo y recuperar el recuerdo del cantante que fue en los setenta, el que aparecía en televisión y actuó en Eurovisión. Se escriben artículos que revisan su itinerario musical, no dejando bien parada su aportación y padeciendo quizá un ensañamiento excesivo, ajeno a sus últimas correrías profesionales. Morey no llegó a ser un primera fila nacional como, a juzgar por sus éxitos y giras, lo eran Serrat, Julio Iglesias, Mocedades o los malogrados Nino Bravo y Cecilia, pero eso no le diferencia de tantos colegas de su época que pasaron por los escenarios, se retiraron y punto. Es más, si tuviésemos que elegir entre el cantante de los setenta, el representante artístico y el personaje que recobra fama merced a Gescartera, el primero sería el más salvable de todos.