Peligro: censores

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

27 julio 2001

No había bastante en Valencia con lo de Mendieta que, encima, sale el teniente de alcalde Alfonso Grau y contradice a la alcaldesa. Después de las manifestaciones de Rita Barberá en la presentación de la XXII Mostra Valencia/Cinema del Mediterrani —«La Mostra es un clásico que se renueva y que ha de estar abierto a la pluralidad y la diversidad"—, el impaciente Grau no ha tardado en oponerse a que se proyecte "La portentosa vida del pare Vicent", prevista en el homenaje al director de cine Carles Mira incluido este año en la programación.

Es obvio y comprensible que una película que satiriza la vida de San Vicente Ferrer no tiene por qué ser del agrado de todos, como tampoco lo sería una hagiográfica, pero de algo tendrán que servir los derechos constitucionales sobre la libertad de creación y el liberalismo que se atribuye como patrimonio ideológico el PP. "Nuestra Constitución establece el marco idóneo que garantiza la libertad de expresión", escribió Aznar en "España. La segunda transición", libro que Grau no parece haber entendido, al menos en esta frase.

La película, estrenada en 1978, ya fue expuesta en la Mostra en una de sus ediciones, distribuida en vídeo, emitida por TVE en 1990, pasada en el Festival de cine de Peñíscola en 1993. Sin embargo, todavía renacen censores que echan humo. Y nunca mejor dicho porque el responsable de un altar sanvicentino ha propuesto quemarla, que es como volver a las fogatinas inquisitoriales, cuando España olía a brujerío chamuscado, o como recrearnos las hogueras que avivaban los nazis con libros prohibidos (por ellos), o como decirnos que la ficción novelística imaginada por Ray Bradbury en "Fahrenheit 451", donde los bomberos cumplían ordenes de incendiar bibliotecas, la toman algunos por utopía.