Se vende espada del Cid

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

27 junio 2001

¿Cuánto vale una leyenda? Ni los expertos lo saben. Actualmente el Estado español regatea con su propietario la venta de la espada del Cid, la Tizona célebre depositada en el Museo del Ejército que pertenece a los marqueses de Falces desde que Fernando el Católico se la entregó al primero de la serie. Está claro que ésta es la espada que custodió el Real Tesoro antes de llegar a manos de los Falces, la misma que en la guerra civil requisó la Agrupación Socialista en 1936 y apareció en 1939 en el castillo de Figueres con una anotación que exigía reverencia histórica —"Esta es la espada del Cid. Respetadla"—, la misma que fue restituida a la familia propietaria y deseada luego por Franco, de quien se dice que esperó sin suerte a que se la regalasen. Lo que no está del todo claro para quienes la han analizado es de que se trate de la espada con la que propinaba sus tajos a los moros el mismísimo Cid. Y así, metidos en el mercadeo, nadie sabe si vale mil millones de pesetas, como pedía de entrada el ofertante, si tres mil, como dice que le pagarían en Estados Unidos (donde podría llegar a ser, supongo, una reliquia venerada por los devotos de Charlton Heston) o entre 15 y 750 millones de pesetas, como proponen con graciosa imprecisión las tasaciones solicitadas por los ministerios de Cultura y Defensa.

Es curioso que un Estado cultive el fetichismo en el siglo XXI, lo que no deja de ser un riesgo para los presupuestos públicos en un país tan dado al gato por liebre. Hace unos meses, sin ir más lejos, la prensa de Soria abría un debate sobre si era prudente que el Ayuntamiento aprobase una subvención para restaurar el olmo que se presenta a los turistas como árbol inspirador del poema "A un olmo seco", de Antonio Machado, olmo sobre el que los sorianos saben que no fue el que inspiró al poeta.