El republicano monárquicoJOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com] |
21 junio 2001 |
Releyendo algunas entrevistas que Soler
Serrano realizó para TVE a finales de los setenta en
su programa "A fondo", me he topado con una
curiosa reflexión con la que Salvador Dalí
respondió a una de sus preguntas: "Para mí, la
monarquía es la prueba de la validez del ácido
desoxirribonucleico, o sea que desde la primera célula
viviente hasta la última todo se ha ido transmitiendo
genéticamente, pero no políticamente". Simeón
de Bulgaria, rey en excedencia sobre el que se ha
gestado el Movimiento Nacional Simeón II, opción
ganadora a un escaño de la mayoría absoluta
de las elecciones al parlamento búlgaro, se ha cargado
la extravagante definición del pintor catalán con su
ocurrencia de protagonizar la contienda electoral de un
país republicano. Todo parece, en cambio, perfectamente calculado. Aunque desmiente que pretenda restaurar la monarquía, lo cierto es que no hay rey destronado que no aspire a recuperar la corona. Su discurso no ha desenterrado debates que sólo distraen a familias reales en el exilio, sino propuestas de política internacional y solvencia económica. Y el resultado es que ahora goza de popularidad y tendrá a favor, en cuestión de semanas, una mayoría solvente en el Parlamento y un gobierno afín a su programa. Cualquier intento de restauración necesitaría pasar por una reforma constitucional que, con el ejecutivo y el legislativo de cara, podría convertirse en una nueva versión reducida a la Jefatura de Estado de la fórmula "de la ley a la ley" que patentó Torcuato Fernández Miranda para la transición española. O eso o conformarse con alguna modificación legal que le permita algo más extravagante: presentarse a Presidente de la República, convirtiéndose en una curiosidad política ajena a la validez del ácido desoxirribonucleico. |