Cholbi, ese hombreJOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com] |
16 junio 2001 |
Por decirle a sus correligionarios lo que
casi todo el mundo sabe que hay cargos del PP que
viven muy por encima de sus sueldos el
vicepresidente de las Cortes Valencianas, el bizarrísimo
Cholbi, está disfrutando del mayor premio al que
aspiran tantos políticos: el protagonismo. En su larga
trayectoria pública, a Cholbi no se le conoce ninguna
proeza política por la que la posteridad se vea forzada
a homenajearle, salvo que se admire su habilidad para
permanecer durante décadas manden tirios o
troyanos, y gobierne quien gobierne en los partidos por
los que ha pasado ligado a cargos agraciados con
nómina oficial. O salvo que se entienda como proeza su
fino olfato para descubrir fotógrafos de prensa, sabedor
de que cuando a un acontecimiento acuden dos personajes
principales lo mejor es esperar, sin levantar sospechas,
a que los reporteros apunten con sus objetivos y dar el
paso decisivo cuando las máquinas disparan a
discreción. Ese, parece ser, es el momento preferido por
Cholbi, el que sincroniza con singular pericia, con un
virtuosismo reservado sólo a los elegidos; el momento en
el que se sitúa por detrás de los principales y asoma
la cara, que es donde está la gracia. Su técnica es tan depurada que no hay carrete que al regresar a la redacción del periódico esté libre de Cholbi. Allí, en el revelado o en la pantalla del ordenador, siempre está él. Con su sonrisa triunfal, esbozada al tiempo que le gana, una vez más, el pulso al fotógrafo de guardia. Y es que el protagonismo es a los políticos lo que el éxtasis místico a Santa Teresa, lo que el "nirvana" a ciertas religiones orientales, lo que el "big-bang" a quienes estudian el Universo y lo que Ítaca a Ulises. |