Asesinato en la comunidad

JOSÉ FERRÁNDIZ LOZANO [www.joseferrandiz.com]

14 junio 2001

Nueve cuchilladas, nueve. La noticia ha trascendido estos días. El administrador de una urbanización de Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona) mata al tesorero tras discutir por unas diferencias económicas. Puede que parezca un hecho aislado, pero no lo es. La violencia en las comunidades de propietarios empieza a tomar cuerpo en los medios de comunicación. En enero de 2000 encontraron a una mujer de 74 años, encargada de la recaudación de los recibos comunitarios, tendida boca abajo sobre el recibidor de su vivienda en Alfafar (Valencia) El rastro de sangre conducía a la puerta de un vecino moroso. El incidente ocurría cinco meses después de que en Alicante un expolicía se presentara en casa del administrador de su finca, molesto porque entendía que éste no atendió bien a su pareja al llamarle por teléfono. No se quejó por escrito; le bastó un cuchillo jamonero para agredir al administrador y a su esposa. En Alicante, también, un vecino con ciertos desperfectos en su apartamento dejó heridos, tras una discusión, a la presidenta y a su hijo en 1997, a quienes les disparó con una pistola detonadora cargada con munición real. Todavía resonaban entonces los ecos de un trágico desenlace en Valladolid, donde la factura de pintura y arreglo de la fachada provocó el apuñalamiento de un presidente a manos del secretario, cerrando así una enemistad que ambos llevaban tiempo perfeccionado.

La antología, aunque breve, es preocupante. Y quizá sea propicio recordar la publicidad de cierta bebida en la que, junto a la botella anunciada, aparecía una nota. "Sr. Pérez: Le comunicamos que acaba de ser nombrado presidente de la Comunidad de vecinos. Atte. El administrador". El lema del anuncio destacaba en letras enormes: "tómatelo suave".